Preguntas frecuentes

«Difícil» es un término muy relativo, pues está en función de muchos factores individuales, sociales y familiares. Ciertamente, a partir de la experiencia de las muchísimas promociones de bachilleres externadistas puede afirmarse que la exigencia académica del colegio es para un niño, niña o joven que tenga como prioridad el estudio; sin que por ello tenga que renunciar a las aficiones y pasatiempos sanos propios de cada edad. Sin embargo, es necesario que exista esfuerzo y dedicación para que logre superar los retos que se le plantean, a fin de formar en su carácter las virtudes del esfuerzo responsable y constante.

Sí, en el Externado de San José estudian jóvenes de otras opciones religiosas; sin embargo, tanto ellos/as como sus familias deben estar conscientes de que somos una institución dirigida por la Compañía de Jesús (jesuitas) y, como tal, ligada a la Iglesia Católica. Esto significa que constantemente realizamos actividades religiosas que involucran a todos los estudiantes, además de tener clases de Formación Cristiana que se dan en todos los niveles. En todo ello requerimos el respeto y la colaboración de todos, aunque profesen otras creencias o no las tengan.

Sí, el Externado tiene un sistema de cuotas diferenciadas para algunas familias cuyos hijos e hijas estudian en el turno vespertino. La posibilidad de tener esta prestación se determina mediante un estudio socio-económico y está sujeta a ciertas condiciones que se le informan a los solicitantes.

En el nivel de Preparatoria no hay que preparar nada especial, pues no se trata de un «examen» en el sentido tradicional.

Lo que se hace es una breve jornada de observación de ciertas características previamente definidas por el Gabinete Psicopedagógico, para la cual lo más recomendable es que el niño o niña se comporte con la mayor naturalidad posible, sin la presión de «tener que» hacer esto o aquello para llamar la atención de quienes lo observan.

Dicho lo anterior, debemos estar conscientes de que no hay ninguna prueba infalible ni que haga predicciones sin margen de error, especialmente en este nivel; pero, siendo las solicitudes más que los cupos disponibles, es necesario hacer una selección basándose en las herramientas que la psicopedagogía actual nos proporciona.

Las pruebas de admisión para nuevos alumnos y alumnas en los niveles de 4º a 9º grado son de dos tipos: unas en las que no hay que estudiar nada específico, pues buscan medir capacidades generales (una conocida popularmente como «prueba psicológica» y otra de comprensión lectora); y otras en las que sí hay que repasar los temas del programa de estudios del año en que actualmente está el candidato o candidata, en las materias de matemáticas y de lenguaje.

La Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Educación Media, conocida como PAES, tiene justamente la importancia que el Ministerio de Educación le asigna, tanto en el porcentaje de la nota final como en los propósitos para los que fue creada en la reforma educativa de 1998, así como sus actualizaciones posteriores. Ni más ni menos.

Conviene recordar lo anterior porque el propósito de la PAES no es hacer una competencia o concurso entre los colegios y, por su misma naturaleza, la mejor preparación para esta prueba es el proceso educativo constante y continuo que desarrollamos día a día; por tales razones, en el Externado no hacemos jornadas extraordinarias de estudio previas a la realización de la misma.

De acuerdo a la documentación oficial, la PAES “tiene como finalidad evaluar el logro de los objetivos que los estudiantes han alcanzado en el proceso educativo del nivel medio, así como comprobar los conocimientos y destrezas que han desarrollado en las cuatro asignaturas básicas”.

No obstante lo anterior, sabemos que muchas personas caen en la trampa mediática y hacen de la nota promedio institucional en la PAES una medida absoluta de la calidad educativa, mostrándose muy preocupadas sobre el tema de si el Externado quedó en primero, segundo o tercer lugar. A ellas les aclaramos lo siguiente:

    • Que la PAES, por su mismo diseño de preguntas de selección múltiple, no puede medir todas las destrezas y habilidades de un estudiante (por ejemplo: la expresión oral y escrita, las habilidades creativas y artísticas, los valores interiorizados, etc.)

 

    • Que casi siempre los medios de difusión masiva hacen un orden simplificado de “primero, segundo y tercero”, sin tener en cuenta la distinción de categorías según el número de estudiantes, pese a que dicha información les es provista por las autoridades ministeriales.

 

    • Que muchas veces la diferencia entre las notas promedio está al nivel de centésimas, por lo que resulta un tanto obsesivo insistir en que una institución está por encima de otra basándose en tal distinción.

 

  • Que, pese a lo dicho anteriormente, nuestros estudiantes siempre han puntuado alto en esta prueba, pero no vamos a caer en el juego estadístico de decir “tal año quedamos primeros, tal año segundos”, etc., aun cuando posiblemente tengamos los números para hacerlo.

Porque la educación cambia según la época y el lugar. No caigamos en la trampa de las comparaciones: las promociones de antes no eran ni más ni menos que las de ahora: tan sólo fueron distintas, como cada persona en cada circunstancia lo es. Por cierto, esta pregunta suele venir viene de personas que han oído o tienen la errada percepción de que el colegio «ha bajado» su calidad educativa, comparada con ciertos años en donde se le dio casi toda la importancia al aspecto académico en el contexto de una problemática social determinada.

Sin embargo, lo cierto es que a partir de la década de 1990 -y en el marco general de las reformas educativas- se volvió a las fuentes de la pedagogía ignaciana, en donde lo académico y la excelencia sólo tienen sentido dentro de la formación integral de la persona.

El resultado es que nuestra labor educativa dedica ahora bastante atención y planifica muchas actividades para atender a las diferentes inteligencias del ser humano: lógico-matemática, lingüística, espacial, interpersonal, etc.

Para responder a esta pregunta hay que remitirse a principios de la década de 1970, cuando el Colegio experimentó muchas transformaciones en su quehacer educativo, entre ellos sus políticas deportivas. Muchas personas recuerdan como máximo símbolo externadista a los equipos de baloncesto de primera categoría estudiantil, que ganaron muchos campeonatos y protagonizaron célebres rivalidades con otras instituciones, tanto así que las respectivas aficiones no pocas veces se desbordaban de entusiasmo y perdían la sensatez y el control de sus demostraciones (al respecto, hay varios pasajes simpáticos e ilustrativos en el libro «Pobrecito poeta que era yo», de Roque Dalton).

Sin embargo, en el contexto de aquellos cambios el Colegio consideró que ya no era compatible su visión educativa con la realidad en que derivaron los Juegos Deportivos Estudiantiles, especialmente en la rama del baloncesto donde, para tener un equipo competitivo en el marco del lema vigente de «ganar a toda costa», debían sacrificarse gran parte de la imagen y recursos institucionales para concentrarlos en dicha actividad, que tenía un estatus muy privilegiado en varios aspectos.

No obstante y dicho lo anterior, es importante mencionar que hay muchos alumnos y alumnas externadistas que sí participan exitosamente en los Juegos Deportivos Estudiantiles, pero de forma individual; en disciplinas como gimnasia, atletismo, ajedrez, natación, etc.; mientras que las competencias por equipos de fútbol y de voleibol se hacen en las categorias nacionales de las respectivas federaciones, donde también han obtenido logros destacados.

No, no es necesario. Aunque las solicitudes para Preparatoria son las que tienen mayor demanda, éstas pueden obtenerse con seguridad durante el periodo señalado en el calendario, siempre en horas de oficina; lo mismo sucede con las solicitudes de 4º a 9º grado, aunque obviamente esto depende de la cantidad que se ponga a disposición del público, según del nivel y los cupos.